Hoy puede ser un gran día...
Todas las mañanas repetía lo mismo y gracias a eso partía
bien un día. Me levanté y realicé todo mi ritual matutino. Primero, algo de
música para borrar ese insoportable silencio; segundo, limpio mis diente;
tercero, tomo una taza de café y reviso mis e-mails. Desde que ya no estas,
todo se ha vuelto rutinario, aburrido, triste...
Hoy te volvería ha ver para aclarar las cosas. No sé si
prefiero que vuelvas o que hagas tu vida...
Eran las 9 de la mañana y acordamos juntarnos a las 6 de la
tarde. Miraba de manera desesperada el reloj a cada instante. De fondo podía
escuchar "Fever" de Elvis Presley e inevitablemente recordé cuando
cumplimos un año.
Ahí estabas tú, con esa sonrisa picarona que tanto me encantaba.
Ahí estaba yo, bailando para ti. Lentamente me quitaba la ropa y me iba
acercando a ti hasta que no aguantaste más y me tiraste a la cama. Nos amamos
con desmesurada pasión, nos deseamos más y más cada segundo, disfrutando uno
del otro como nunca antes. Gozamos de esta situación repetidas veces durante
esa noche, lejos la mejor.
Una hora, sólo había pasado una maldita hora desde que había
visto el reloj por última vez... El tiempo pasaba tan lento. Me tomé unas
pastillas y me volví a dormir.
Ya eran casi las cuatro de la tarde cuando me despertó el
teléfono; era Mary, mi mejor amiga y psicóloga. Nuevamente había faltado a mi
sesión de hoy.
Comí algo aunque en realidad no tenía hambre. Ya faltaba
menos para verte, ya se acercaba el momento de las disculpas, de los
arrepentimientos, de mis lágrimas.
Nuestra relación fue bastante intensa al principio, pasamos
nuestros mejores momentos juntos pero al final, después de casi dos años,
caímos en la rutina y la distancia que se hizo entre nosotros terminó separándonos.
Cerca de las cinco y media me empecé a arreglar, no quería
que notaras lo mal que lo he pasado. Apenas terminé, me fui de inmediato. Al
llegar al parque en el que acordamos vernos te busqué pero tú me encontraste
primero.
- Amy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario